A Joan y Angélica

Curiosamente comencé a trabajar el término “fluvial” como aquello que corresponde a los ríos y las aguas que se mueven. La busqué en diccionarios, con sus variantes sustantivos, adjetivos, verbos y conjugaciones. Incluso encontré que en inglés se utiliza el término “flow” para fluir y algunas de sus acepciones.
Entonces comienzo a preguntarme ¿Cuál es mi flow? ¿Cómo fluyo? La vida me obliga a preguntarme cómo fluir, cómo lo he hecho antes y cómo puedo hacerlo ahora. 
Recordé entonces que mi naturaleza es acuática. Cuando hago algo voy ocupando de a poco todo lo posible y comienzo a llenar paulatinamente mi vida de ese algo, hasta que -como ocurre con el agua- me desbordo y fluyo por el frente de menor resistencia, muchas veces sin proponérmelo.
Así por ejemplo llegué a un trabajo en el que hice todo lo posible y de la mejor manera que conocía, hasta que al llenar mi vida completamente de ello, pasé a otro con mejoras considerables y luego a otro y a otro. Así lo he hecho siempre aunque algunas veces haya tenido que romper un costado del dique para dejarme “fluir”.
Entonces "fluir" por el frente de menor resistencia se parece mucho al huir hacia adelante que conversaba con mis compañeros de trabajo de hace unos años, en medio de la crisis venezolana. 
La verdad siento que estamos cansados y es un cansancio colectivo. Resistimos, persistimos, insistimos pero al no sentir mayor avance nos desanimamos. Y en una realidad donde las distancias se están acentuando nos vamos quedando sin aliento.
Tal vez por eso en medio de la crisis lo más recomendable es no quedarse solo, hacer grupo, equipo, comuna y juntar hombros con nuestros iguales, los que atraviesan con nosotros este momento.
Y tengo que registrar que hace un par de meses, pocos días antes del primer apagón nacional, hice comuna con una pareja de amigos para sobrellevar varias cosas. Por un lado la crisis económica que no es novedad en Venezuela y por el otro mi crisis personal. Vivir con ellos fue un gran alivio para mí. La casa perdió el silencio al que estaba condenada desde que las niñas no estaban y nos apoyamos durante varias semanas con las labores de la casa, la comida, y demás. Estar en comuna me ayudó a sentirme mejor y a agarrar fuerzas para fluir.
Ese es mi "flow".
Por eso estoy decidido a ir por victorias más pequeñas. Por eso estoy decidido a avanzar con libros digitales y todo lo que se pueda hacer bien, al menor costo posible (en tiempo, esfuerzo y dinero).
Esta es la época de hacer comunidad, nos necesitamos cada vez más juntos, para de a poco salir adelante. Con esta renovada actitud honro mi compromiso con la vida, porque todo va a mejorar y yo estoy haciendo mi parte.
No puedo ser un dinosaurio y vivir quejándome todo el día, eso me llevará a la extinción. Tampoco puedo hacerme un camaleón y adaptarme superficialmente, renunciando a mis principios o cambiando de color, porque al final de cuentas no me voy a reconocer. 
Esta vez, es tiempo de ser una Oruga Luminosa (hermoso nombre de una revista que editaran en Yaracuy 20 años atrás), para construir un espacio de belleza a mi alrededor y transformarme, cambiar  profundamente, y resurgir de nuevo con otra forma. Una forma todavía más propia, todavía más fluida.