Veo a la muchacha que me gusta y la imagino abrazada a mà por largo rato. La veo mientras nos besamos, sus ojos cerrados y su agitada respiración. En mi cabeza me mira fijamente a los ojos y sonrÃe con picardÃa antes de sacarse la blusa.
Sin esta historia de mi imaginación, si no la veo asà en mi cabeza, no tengo la motivación necesaria para hablarle, hacerla reÃr y buscar temas nuevos para construir un vÃnculo con ella, para extender cualquier momento a solas sin que desee irse a atender sus asuntos y en cambio prefiera quedarse ahÃ, mirándome, riéndose, levantando una narrativa de lo posible.
Sin esta historia de mi imaginación, si no la veo asà en mi cabeza, no tengo la motivación necesaria para hablarle, hacerla reÃr y buscar temas nuevos para construir un vÃnculo con ella, para extender cualquier momento a solas sin que desee irse a atender sus asuntos y en cambio prefiera quedarse ahÃ, mirándome, riéndose, levantando una narrativa de lo posible.
0 Comentarios