Siempre vale la pena volver a empezar una y mil veces mientras uno esté vivo.
“Pepe” Mujica
El pasado mes de Noviembre de 2019 me llamaron del IBIME, que es el Instituto de Bibliotecas del Estado Mérida (el nombre oficial es más largo) para trabajar como editor en esta dependencia. Un lugar donde he querido trabajar desde que volví a la ciudad, en Abril de 2019. En aquel entonces conversé con mi amiga Ángela Linares, entonces trabajadora de esta dependencia y con Carolina Girón, quien ya se había retirado a otras labores. 
Desde el primero de diciembre estoy trabajando en el Fondo Editorial Carmen Delia Bencomo y ha sido para mí un agrado entrar al instituto donde deseaba trabajar cuando era adolescente, en especial luego de encontrar en la biblioteca de mi comunidad a mi primera lectora, la bibliotecaria María Teresa Sánchez, quien en aquel entonces sirvió de eco a esos primeros textos y al mismo tiempo motivadora de mi vocación literaria.
En este nuevo comienzo encontré un ambiente muy similar al de noviembre 2012 en la Imprenta Regional de Falcón, y realmente esos primeros días fueron todo un “deja vu”, incluyendo la reunión navideña. Le escribí a mi antigua jefa y actual amiga Merlín Rodríguez para contarle lo que estaba viviendo y cuánto la recordaba, agradecido por el aprendizaje que adquirí trabajando con ella, en especial esa necesidad de desarrollar un método de trabajo en todo lo que se emprenda.
Entre las diferencias más sustanciales con respecto a aquella experiencia, está encontrarme a dos personas extraordinarias dentro del Fondo Editorial: América Latina Rodríguez, diseñadora, quien desde el mes de agosto de  2019 se dedicó a terminar los trabajo pendientes y a publicar los restantes para cumplir con las metas del año; y Ludwianna Piñero, joven artista plástico, ilustradora, tatuadora, seguidora de Van Gogh y quien luego de renunciar accedió a volver para trabajar con las tareas de promoción, ilustración y sumar al diseño de los libros. Con ambas he compartido momentos memorables, como asistir al partido Estudiantes de Mérida-Caracas FC (en la foto que ilustra este post), y un importante número de conversaciones de muy variados temas. 
Junto a ellas me percaté que más allá de la tarea inmediata a realizar con respecto a los libros, era necesario construir un manual de procedimientos para este espacio. Un texto que permitiera la prosecución del trabajo y definir con mayor claridad una línea editorial sobre la cual trabajar, los límites, el cómo, las condiciones para realizar y sostener el trabajo, y las posibilidades futuras.
La escritura del manual comenzó a ser el diario vivir durante ese primer mes, revisando el trabajo realizado con anterioridad, identificando las necesidades inmediatas y futuras, y trazando una hoja de ruta para comenzar a producir.
Comenzamos el año 2020 con metas claras, una nueva oficina, y el día de mañana realizaremos nuestro primer taller editorial. Dos horas para exponer a los compañeros de la sede del Ibime, cómo se realiza la labor editorial, la ruta de libro y las vinculaciones del trabajo editorial con otras oficinas.
Y cierro comentando lo que para mí es más importante:

vuelvo a trabajar para el Estado venezolano, 
haciendo lo que me hace feliz.