Este es uno de esos proyectos sobre el que pasaré una y otra vez, por su grado de complejidad y las múltiples implicaciones que tiene realizarlo: la revista.
Me refiero simplemente a la revista y no a un nombre en específico. Considerando que tengo un catálogo de este tipo de proyectos sin realizar que he levantado para cada uno de los círculos donde me desenvuelvo, que no siendo muchos aun así exigen contenidos y cumplen con objetivos muy diferentes entre sí.
En lo que he llegado a definir hasta ahora dentro de mi proyecto de revista, estoy seguro de sostener la línea de revista "alternativa", en tanto sea el mensaje la prioridad frente a lo mercantil. Pero avanzando un paso más, encuentro mi primer conflicto: la forma, la cual debe ajustarse al público objeto de la revista. El conflicto aparece porque aún no he definido un público cautivo a quien pueda dedicar este trabajo tan complejo.
Por ejemplo, siendo una revista de lectura y cultura, mi público cautivo principal son los hacedores de cultura, desde el artesano hasta el intelectual. El tema no es un conflicto porque, aunque ambos requieren contenidos similares dentro del campo de la cultura, difieren en los intereses, la forma en la redacción y la presentación de los textos. No sería lo mismo leer la entrevista de un lingüista con diálogos y palabras propias de la oralidad, que leer un análisis lingüístico con terminología especializada, siendo ambas cosas igualmente importantes para el tema cultural.
Pensando un poco más en la realidad y conociendo mi intención humilde pero nada conservadora de llegar al lector común, ambas formas (la entrevista y el análisis) serían útiles pero nada atractivas si nuestro lector ignora el tema o la naturaleza del mismo. La revista debería entonces incluir contenidos más llamativos para los lectores comunes.
Este es otro cedazo: CONTENIDOS PARA EL LECTOR COMÚN. Partiendo del conocimiento del lector común, debería decir que más allá de subestimar a este tipo de lector, en cambio bien lo sobreestimo, siendo este lector el mismo que trabajando en cualquier otro campo distinto al de las ideas, saca tiempo y dinero para leer en su tiempo libre. Un lector que no tiene la lectura dentro del cuadro de necesidades para conservar el empleo como podría tenerlo un maestro de escuela, pero que sin embargo lee. Llegar a este lector representa para mí un verdadero reto.
Descartemos de entrada la inclusión del resultado de los caballos y la lotería, mi revista (sin hablarle mal a nadie) no estará bajo las nalgas de ningún gordito de plaza, porque no me da la gana y esto no se negocia. Pienso en el lector común más como un lector exigente que requiere ser seducido, antes que el chismoso que revisa la página de farándula, la chica hot y los sucesos en el diario.
Así pues tengo dos teorías a medio comprobar. La primera producto del trabajo admirable y por el que todos queremos más a mi amiga Emilis González Ordoñez, su esfuerzo por llegar al lector común usando el humor en temas de la cotidianidad, y capturando un número importante de seguidores que aun hoy la siguen por twitter y revisan las cosas que publica no vaya a ser un "articulo mamarracho".
Por otra parte la experiencia de otro entrañable amigo como lo es Gabriel Jiménez Emán, quien con sus cuentos breves logra capturar la atención de lectores en todo el mundo, con tramas y finales exóticos pero especialmente narrados para todo el mundo. Por lo que es fácil verlo reseñado en la Antología de literatura infantil preparada por José Javier Sánchez, sin deslucir en absolutamente nada, porque tiene en su haber historias que bien pueden ser leídas en una conferencia como en el asiento trasero de una buseta.
A este tipo de contenidos me refiero, textos como los de Aquiles Nazoa, que entre el humor y la crítica, llegaron a marcar una época en la literatura venezolana, llegando al lector común y cultivando un sin número de seguidores.
Llegados a este punto, pasamos por la encrucijada de comprender si estamos preparados para un proyecto así o no, si estamos en capacidad de emprender con fuerza este proyecto o quedarnos solos. Suceda lo que suceda será una experiencia interesante y una tremenda lección.
Finalmente seguirá siendo necesario seguir investigando y produciendo contenidos para seducir a los lectores. Más trabajo de nalgas diría una profesora amiga.