Intervención atribuida a Banksy.
Quería escribir pero tenía muchos proyectos en la cabeza y no podía concentrarme. Así que he decidido escribir sobre ellos y resolver el asunto de esa forma, al final escribiré para mi todo el tiempo. Además es posible que logre algunas conclusiones que me permitan aclarar mi mente y definir de una buena vez, la forma y la naturaleza de cada loca idea que me atormenta, que dicho sea de paso, no ha merecido más que una triste nota en mi libreta de apuntes o algunas varias páginas sueltas y sin forma definitiva.
Comenzaré explicándome (a ver si entiendo este peligroso ejercicio), en esta nueva serie de artículos hablaré sobre los pros y los contras que muy creativa y abundantemente he resuelto en pensar, anticipando al máximo los resultados de los proyectos o acciones antes mencionadas, pero que aun no comentaré por un exceso de modestia, que a bien un par de amigos han tenido la decencia de recriminarme. Pues bien construiré cada uno de los argumentos y contraargumentos que me detienen para lograr mis deseos y planes. En definitiva: mis contradicciones.
El caso concreto es que debe existir una razón de peso para no haber realizado todas estas magníficas ideas (no hay que ponerlo en duda). Algunas propias y otras construidas con mi entorno más cercano. Se busca, más allá de conocer o definir los factores que las pueden hacer realizables o inviables, poder superarlas o abandonarlas de una buena vez.
Por otra parte resultará un ejercicio muy interesante exponer las ideas o proyectos que no he podido o querido realizar, a riesgo de que sean feliz (pero celosamente) robadas y ejecutadas por otros individuos, sin duda menos talentosos pero sin mis criterios castrantes. 
Además, considero que es un acto de valentía suprema poder escribir sobre aquello que no he realizado, aquellos deseos no cumplidos, considerando de antemano que nadie que yo conozca haya hecho cosa similar. Lo que confirma mi temor de no saber la mejor forma de llevar a la realidad aquellas ideas que me traen conflictos sicológicos, éticos, sentimentales y sociales (en el peor de los casos, por aquello de que los trapitos se lavan en la casa). 
Finalmente y para no pecar más de pedante, igualmente aceptaré opiniones y buenos deseos. Les agradezco sean muy cuidadosos con lo que van a decir, porque recientemente he descubierto que también soy vengativo y soez.
Gracias de antemano.