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La construcciĂłn del yo y la interrogante del ¿quiĂ©n soy? se harĂĄn presentes en nuestras vidas en numerosas ocasiones especialmente en los momentos mĂĄs cruciales. Y serĂĄ habitual pues, responder a esta interrogante con los argumentos que arroje nuestra memoria, porque no hay forma de construirse una identidad de la nada y comenzar a ser desde cero, como pregona el capitalismo mĂĄs optimista. Es falso que a partir de hoy “serĂ© ateo”, si culturalmente sigo pidiendo la bendiciĂłn a mamĂĄ.
En este sistema donde “la gente estĂĄ al servicio de las cosas”, la voz de la memoria es tan necesaria como vital, si deseamos conservar lo que somos como individuos y no ser arrastrados por lo que dice la moda, la televisiĂłn o el intrigante de turno.
Hace algunos años ya, encontrĂ© en Miliani a un hombre preocupado por la desmemoria colectiva de nuestros paĂ­ses, un mal practicado por todos, ricos, pobres, indios, negros, blancos, gordos y flacos, pero que siempre beneficia a los poderosos para que una y otra vez hagan de las suyas, y finalmente, como por arte de magia, borren la pizarra diciendo “borrĂłn y cuenta nueva”.
En el combate contra la desmemoria, encontrĂ© a muchos otros intelectuales latinoamericanos, sin olvidar aquel “Mensaje sin destino”, que fue lectura obligatoria para satisfacer mi interĂ©s por este tema. AsĂ­ encuentro en Eduardo Galeano, a quien asumiĂł el papel del orador de la tribu, aquel tĂ­o que se sienta a contar las historias, las transmite de generaciĂłn en generaciĂłn, para que la identidad y la vigencia de los valores del grupo sobrevivan a la penetraciĂłn cultural. Por tal motivo se dedicĂł a recolectar historias por todo el mundo, que van desde la crĂłnica de la prensa local hasta las historias de nuestros pueblos antes y despuĂ©s de la colonizaciĂłn.
Como el gran narrador que fue, escribe estas historias con desenlaces que descolocan, por lo sorprendente, lo inesperado, lo que no es evidente, o la pregunta que ha sido respondida lĂ­neas atrĂĄs, aĂșn abierta, como un acto de fe en el lector.
Su mejor argumento siempre es el sentido comĂșn. Un escudo de sinceridad que le aleja de los argumentos rebuscados y le permite tender puentes entre la realidad y la conciencia de la gente. 
“Ustedes llevan quince años de dictadura –explican [los indios mapuches] a mis amigos chilenos-. Nosotros llevamos cinco siglos.
Finalmente y como dato curioso, es sorpresivo que el nuevo disco de Calle 13, “Multi-viral”, comience con unas palabras de Eduardo Galeano, quien ademĂĄs de leer su cuento “El Viaje”, invita a seguir escuchando “porque la van a pasar muy bien”. Un escritor que nos deja la obra de una vida, apostando al despertar de la memoria colectiva.

*La caricatura de Galeano me llegĂł vĂ­a "Whatsapp". Conserva la firma pero ignoro su origen.