No hay nada qué esperar
pero tener esperanza,
tragarse el corazón de una palabra
pero que siga palpitando,
poner el letrero de no estacione
y mantener las puertas abiertas,
mirar más allá de lo evidente
sin subir lo suficiente para hacerlo,
cambiar el mundo
conservándolo todo como está,
porque es mucho el riesgo de cambiar
pero es imperativo hacerlo.
A quién hay que matar para vivir...


Palabras salvavidas

Pensar en Dios
ponerse en sus manos
y confiar en la fe.
Orar en silencio
y amar al que apunta
que es tu igual.
Amar al Dios de los dos
porque es lo que queda
entre el miedo a la nada y a la vida.
Andar con Dios
encomendarse a Él
y apuntar bien la última palabra
cuando sepas qué palabra
te va a salvar la vida.


Llega

Esta noche que llego distinto
vengo recorriendo callejones de peligro
pero lo vales.
¡Llega! hazte presente
evapora los mares y derrite los polos
el agua potable no nos basta —mi nena—.
¿Cuánto tienes que esperar?
¡Apúrate! rompe con todo esto,
desintégrame de una vez por todas
o castígame a besos de piedra hasta morir
que no quede un borracho en la calle
un hijo preso.
Mil hombres siguen muriendo pero no importa
nacieron 1145 hoy
1144 nuevos padres y madres,
no dejemos que los números nos digan qué hacer.
Inclúyeme en las estadísticas
si te atreves.